La trata de personas es definida por el Protocolo de Palermo como “el acto de captar, trasladar, recibir y acoger a cualquier ser humano con la finalidad de explotarlo (…), bien sea para provecho propio o para un tercero”, esta definición permite identificar que este fenómeno cuenta con múltiples vulneraciones de derechos hacia las personas, dejando miles de víctimas sin distinción alguna de edad, etnia, sexo y religión alrededor del mundo; de esta manera la trata de personas se convierta en una situación además de compleja cercana a nuestro entorno, al de nuestras familias y conocidos.
Referente al contexto nacional, este es específicamente complejo en lo relacionado a trata de personas, pues hay particularidades en el territorio que aumentan los riesgos de ocurrencia en la población, esto sumado a que diariamente miles de personas migrantes ingresan al país de manera irregular y las vulneraciones socioeconómicas aumentan, permitiendo así que la población sea captada de diferentes maneras para fines de explotación.
Cumpliendo con nuestra misionalidad de prevenir y aliviar el sufrimiento humano, desde la Cruz Roja Colombiana Seccional Cundinamarca y Bogotá, hemos sumado esfuerzos en atención a víctimas y prevención de la trata de personas desde el año 2020. Principalmente nos enfocamos en brindar una atención y gestión de casos de personas que han pasado por esta situación, velando por proteger sus derechos y su dignidad, por lo que hemos impactado a 100 víctimas directas e indirectas por medio de una atención encaminada en la integralidad y en la acción sin daño, lo cual busca apoyar la superación de la situación y la reestructuración del proyecto de vida y de los lazos familiares.
Esta atención y gestión de los casos se proporciona en dos momentos iniciales: ‘etapa de emergencia’ y de ‘recuperación’. Al inicio de la atención, siempre se realiza una valoración e identificación de riesgos de protección para poder garantizar una atención integral a los beneficiarios, evitando de igual manera cualquier tipo de acción con daño; esta identificación de necesidades se lleva a cabo en un inicio para establecer un plan de atención que vaya acorde con las necesidades, sin embargo, durante el proceso de atención también se va realizando la identificación de riesgos, junto con una valoración del impacto que van teniendo los apoyos en cada caso, esto con el fin de poder evaluar si la respuesta que se está brindando responde a las necesidades principales, o si es necesario cambiarla para que resulte ser más efectivo.
Desde la atención en la ‘etapa de emergencia’, se proporcionan apoyos que respondan a aquellas necesidades que no pueden esperar, o aquellas necesidades que comprometen la protección y la dignidad de la persona de manera urgente, en donde se tienen establecidos, por ejemplo: apoyo psicosocial de emergencia, transporte para traslado o repatriación, atención en salud física o mental y alojamiento temporal. Por otro lado, dentro de la ‘etapa de recuperación’, se contemplan: apoyo en arriendo, en alimentación, apoyo para educación básica, media y educación para el trabajo, alianzas de empleabilidad, iniciativas productivas para emprendimientos y sesiones de proceso terapéutico; estos apoyos están enfocados en la superación de la situación y la reestructuración del proyecto de vida y de los lazos familiares y sociales.
Además, reconociendo esta realidad, la prevención es un factor fundamental por ello hemos realizado talleres de prevención en instituciones educativas, con comunidades vulnerables víctimas de diversas tipologías de violencias, como también funcionarios del sector público y privado. Estas actividades se realizan a través de la difusión de conceptos básicos sobre trata de personas y la identificación de riesgos en los territorios particulares para que así sean las propias comunidades las que construyan su estrategia de contingencia relacionado con la prevención de situaciones de trata. Estos espacios son fundamentales porque es a través de la divulgación de este conocimiento que más personas pueden protegerse a ellos y ellas mismas y a sus conocidos; de manera que se puedan salvar muchas vidas.
Por otro lado, también se contempla el componente de fortalecimiento de capacidades, que busca dejar capacidad instalada en funcionarios y voluntarios en respuesta básica a posibles casos de trata de personas, con el fin de implementar las orientaciones técnicas del Movimiento Internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja en respuesta integral a una situación humanitaria como lo es la trata de personas, que a su vez permite continuar fortaleciendo la Línea Nacional de Protección de Trata de Personas.
Como cuarto componente se contempla la incidencia institucional y abogacía humanitaria que se realiza principalmente con la participación y apoyo en los comités y mesas de asistencia y de prevención de Trata de Personas, dese allí se realiza la recepción de casos para gestión y acompañamiento y se humaniza la acción, entendiendo que la trata de Personas es una cuestión humanitaria y es importante coordinar acciones que permitan que desde la interinstitucional se brinde una verdadera acción de atención integral, salvaguardando y protegiendo los derechos de quienes sobrepasan esta situación.
Son muchos los logros alcanzados durante estos tres años de lucha contra la trata de personas, sin embargo la experiencia ha demostrado que todavía falta mucho por hacer, pues es fundamental que todas las personas conozcan sobre esta realidad, sus riesgos y factores de protección, de esta manera podamos así cuidarnos mutuamente.
Escrito por:
Dirección de Asuntos Humanitarios
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